Se define la microscopía como la observación de objetos muy pequeños bajo grandes aumentos. Los aparato que se usan para ello se denominan microscopios. En la medicina se usan la microscopía especialmente para analizar tejidos, células, componentes
sanguíneos y microorganismos. Normalmente hay varios trabajos que preceden la observación de un material bajo el microscopio (p.e.
cortes, técnicas de color) que permiten una mejor observación, como puede ser la estructura de una célula. Los microscopios convencionales, microscopía de luz, se consigue un gran aumento del objeto a investigar a través de un procedimiento de proyección en dos niveles. En este tipo de microscopía el microscopio produce primeramente una imagen invertida real aumentada del objeto iluminado mediante el objetivo. En un segundo paso se aumenta nuevamente esta imagen mediante el ocular. Los aumentos parciales del objetivo y el ocular producen el aumento total. Cuando se requiere un gran aumento, o cuando se analizan objetos muy pequeños, se usa un objetivo de inmersión. Además se suele aplicar una gota de aceite sobre el objeto a investigar para rellenar el espacio entre el objeto y el objetivo, lo que optimiza la capacidad de resolución. Con esta técnica se pueden hacer visibles objetos hasta 200 nm.
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